Premonición, individuación, destino: reflexiones sobre la sincronicidad de Jung
- Alberto Asero
- 7 set
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Aggiornamento: 16 set

A lo largo de mi vida, tuve experiencias directas de extrañas intuiciones premonitorias que, meses o incluso años después, resultaron sorprendentemente acertadas y que me empujaron a estudiar más de cerca esos enigmáticos fenómenos psíquicos de relativización espacio-temporal que Jung designó con el término sincronicidad. Dos de esas intuiciones fueron no solo indudables, sino también especialmente dramáticas.
La primera ocurrió en Italia. Una repentina sensación de vacío me inmovilizó justo antes de firmar la escritura de la casa que habría sido de mi pareja y mía. Desde dentro, una voz me dijo: «Con esta firma asumes culpas que ahora ni siquiera puedes imaginar». Algunos años después, esa casa se convertiría en un campo de batalla.
El segundo evento sucedió unos quince años más tarde, en México. Estaba recorriendo la casa en la que mi esposa y yo nos habríamos de mudar, cuando una intuición me embargó: «Aquí nos separaremos». En ese entonces, nada hacía sospechar una crisis matrimonial. Un año y medio después, efectivamente nos separamos.
Aunque tras estas intuiciones seguí adelante con mis planes como si nada, ambas me impactaron profundamente y quedaron grabadas de manera indeleble en mi memoria.
Años más tarde, al adentrarme cada vez más en la psicología profunda, una pregunta me asaltó: si hubiera tomado en serio aquellas intuiciones, actuando de otra manera, ¿quizá lo que luego sucedió no habría ocurrido?
En términos generales, esta pregunta podría traducirse así: ¿deberíamos aprender a incluir estas intuiciones en nuestros procesos de toma de decisiones?
La respuesta no se deja encerrar en un simple "sí" o "no".
Sincronicidad y premonición
En el marco de la psicología junguiana, las intuiciones premonitorias son fenómenos psíquicos anticipatorios que se constituyen como eventos de sincronicidad relativos al tiempo.
Hay algunos rasgos que convierten los dos episodios de premonición que he vivido en ejemplos típicos de lo que Jung describe como sincronicidad:
1. Intuición repentina y no deductiva
En ambos casos, no había señales objetivas ni causas observables que justificaran aquellas impresiones. La sensación me alcanzó de golpe, como si algo hubiera emergido desde una profundidad insospechada, inaccesible a la razón.
2. Significado revelado solo retrospectivamente
En el momento en que surgieron, ambas percepciones se presentaban como enigmáticas. Su sentido solo se reveló años más tarde, cuando la realidad externa se alineó con el contenido psíquico.
3. Implicación emocional y simbólica
Ambas intuiciones premonitorias tienen en común su relación con una casa, es decir, con un lugar de gran carga afectiva que es también un símbolo posible del Sí-mismo (la totalidad psíquica que abarca tanto la dimensión consciente como la inconsciente): los acontecimientos ligados a ella suelen reflejar procesos interiores de crisis y transformación.
Jung señala que la sincronicidad debe comprenderse como una emergencia del inconsciente. Se trata de intuiciones que, en ciertas condiciones, brotan de la psique profunda y que suelen manifestarse en torno a nudos emocionales cruciales (amor, separaciones, muerte, decisiones trascendentes, etc.), cuando nos acercamos a cambios vitales profundos.
¿Qué función psicológica cumplen las intuiciones premonitorias?
Lejos de ser una capacidad de ver el futuro en sentido mágico, fenómenos de premonición como los que yo vivencié señalan una conexión profunda tanto entre psique y materia como entre individuos distintos.
Por un lado, al anticipar coincidencias significativas entre fenómenos intra-psíquicos y extra-psíquicos, la sincronicidad deja entrever cómo psique y mundo se reflejan mutuamente; por otro lado, dado que mis dos premoniciones hablaban simultáneamente de mí y de otras personas que formaban parte del mismo escenario, la sincronicidad revela también una asombrosa coincidencia entre procesos psíquicos de distintos individuos.
Desde una perspectiva junguiana, mis dos premoniciones transparentan procesos inconscientes con el fin de preparar la conciencia para transformaciones psíquicas y existenciales que ya no tardarían en manifestarse.
¿Qué papel dar a las intuiciones premonitorias en la vida?
El dilema de la sincronicidad
Esta pregunta abre un dilema que conviene abordar con prudencia, reconociendo tanto el poder como el riesgo de estos fenómenos.
De las cuatro funciones fundamentales de la psique identificadas por Jung —pensamiento, sentimiento, sensación e intuición—, la intuición “ve” más allá de los datos sensoriales concretos y presentes en el espacio-tiempo, configurándose como una forma simbólica de percepción. Si bien valiosa en sí, Jung la consideraba también peligrosa: sin un trabajo consciente, puede volverse abrumadora o distorsionada.
Los eventos sincrónicos como los míos, que pertenecen al ámbito de la intuición, son emergencias del inconsciente que señalan la cercanía de un punto de inflexión probablemente inevitable. Obviamente, me resulta imposible saber con certeza qué habría ocurrido si hubiera actuado de otra manera, pero lo más probable es que habría (o habríamos) terminado viviendo los mismos dramas, aunque bajo otras formas.
Esto plantea dudas inquietantes: ¿estamos atados a un destino preestablecido y el libre albedrío no es más que una ilusión?
Destino e individuación
Jung nos invita a entender el destino como una suerte de vocación interior: gran parte de lo que nos ocurre no es expresión de causas externas, sino el despliegue progresivo de un diseño interno, inscrito en las raíces inconscientes de nuestro ser. Como la individuación es un proceso total que implica tanto diferenciación como integración, la conciencia está llamada a participar activamente en este diseño.
La premonición indica, así, que estamos entrando en una fase necesaria de transformación: es una preparación interior. Por más traumáticas y dolorosas que sean, si ciertas experiencias forman parte de nuestro camino de individuación, no podemos evitarlas actuando únicamente sobre el contexto externo.
Si tomamos en serio esta perspectiva, las intuiciones premonitorias dejan de ser advertencias para modificar decisiones y se revelan, en cambio, como invitaciones a preguntarnos por su significado en nuestras vidas y en las de quienes nos acompañan. Las intuiciones no llegan para evitar pruebas necesarias, sino para ayudarnos a vivirlas con mayor conciencia. Aprender a incluirlas en nuestras decisiones significa dialogar con el inconsciente sin dejarnos dominar por el miedo o la superstición.