Mi enfoque... en tres palabras
No hay enfoques universalmente mejores, sino rutas terapéuticas funcionales a las necesidades de cada persona. Tras una evaluación integral, es tarea del psicólogo individuar y seleccionar los enfoques más adecuados para diseñar un plan de tratamiento personalizado y efectivo.
Cada proceso terapéutico es único, porque cada persona vive y comprende su malestar de manera singular. Por eso, mi abordaje no sigue protocolos rígidos ni fórmulas universales, sino que se construye a partir de tres principios fundamentales que orientan mi estilo de trabajo y encauzan el camino terapéutico que recorremos juntos.
Profundidad
La psicoterapia no se limita a los síntomas ni busca solo un alivio temporal del malestar: es un camino de exploración que va más allá de lo que se muestra en la superficie. Reconocer lo que sentimos es el primer paso para sanar, pero es necesario ir más allá y sumergirse en las dinámicas conscientes e inconscientes que moldean nuestra forma única de ser y estar en el mundo. Comprender no solo el origen sino también y la "función" del malestar es el primer paso para transformar la manera en que nos relacionamos con nosotros mismos, con los demás y con la vida.
Unicidad
No hay dos personas que vivan el sufrimiento psíquico de la misma manera, y por eso tampoco hay un tratamiento que funcione igual para todos. No aplico protocolos rígidos ni fórmulas preestablecidas. En su lugar, integro técnicas cognitivo-conductuales, humanistas, sistémicas, psicoanalíticas y musicoterapéuticas para diseñar rutas terapéuticas adaptadas a la singularidad de cada paciente y de su problemática. La terapia es un espacio de construcción conjunta, donde exploramos lo que realmente resuena y funciona para la persona.
Individuación
Más allá del motivo inicial que lleva a alguien a terapia, el proceso no se limita a “resolver un problema”. La psicoterapia es un viaje hacia una comprensión más profunda de uno mismo, un camino que impulsa el crecimiento personal y la construcción de una vida más auténtica. Acompaño a mis pacientes en la tarea de reencontrarse con su propia voz, redefinir sus relaciones y encontrar nuevas maneras de habitar el mundo con mayor plenitud y sentido.