Qué es la dependencia emocional

La dependencia emocional es un estado altamente limitante caracterizado por la necesidad desmesurada de recibir afecto, aprobación y atención de una otra persona, acompañada por un intenso y persistente miedo al rechazo y al abandono. Si bien la forma más frecuente interesa las relaciones de pareja, puede darse también en vínculos familiares y de amistad, e incluso con figuras de autoridad.

Un aspecto crucial es que la estabilidad de la persona y su propio bienestar dependen casi por completo del otro, lo que genera sentimientos de profunda inestabilidad, subordinación al otro y pérdida de autonomía. A largo plazo, la dependencia emocional erosiona la capacidad de una persona para establecer conexiones personales satisfactorias y equilibradas, llevando a perpetuar más bien esquemas de relación insanos e infelices.

A la base de la dependencia emocional suele haber baja autoestima e inseguridad, factores que vuelven a la persona incapaz de proyectarse en la vida de manera independiente, empujándola a buscar en otras figuras la validación que es incapaz de encontrar en sí misma. A menudo, la dependencia emocional puede resultar arraigada en experiencias traumáticas que remontan al pasado remoto de la persona.

Por qué la dependencia emocional es un problema serio

La dependencia emocional puede afectar tanto la esfera psicosocial como la salud física de la persona.

A nivel psicológico, la dependencia emocional es especialmente insidiosa porque atrapa a quien la padece en un círculo vicioso difícil de romper: la baja autoestima, que como hemos visto es la raíz principal del trastorno, lleva a la persona a buscar validación en una figura externa, salvo que, a su vez, esta necesidad de aprobación termina por reforzar la falta de autovaloración y frustrar aún más la autoestima. Este desgaste emocional puede derivar en trastornos como la ansiedad y la depresión.

Las consecuencias sociales y relacionales no son menos importantes. Una relación basada en la dependencia emocional no propicia nunca un entorno sereno y estable; al contrario, suele ser teatro o de conflictos intensos y recurrentes o de una aceptación pasiva y desgastante. Además, al priorizar las demandas y expectativas de la figura de la que depende, la persona tiende a descuidar otras relaciones importantes, como amistades o vínculos familiares, lo que puede desembocar en el aislamiento social y afectivo.

El desgaste emocional inducido por la dependencia emocional, sobre todo cuando ésta se asienta establemente en la vida de una persona, puede verse reflejado también en la salud física a través de un amplio abanico de síntomas y trastornos psicosomáticos.

Cómo reconocer la dependencia emocional

Discernir entre lo que es y lo que no es dependencia emocional puede no ser fácil: por un lado, toda relación implica cierto grado normal de dependencia y, por otro lado, muchos de los comportamientos asociados a la dependencia pueden confundirse con muestras de afecto o dedicación.

Para desenmascarar la dependencia emocional es importante contrastar las vivencias de la persona con algunos indicios clave:

• Déficit de autoestima y búsqueda constante de validación: la persona depende de la aprobación del otro para sentirse valiosa o segura.

• Miedo al abandono y/o a la soledad: impulsa a la persona a permanecer en relaciones insatisfactorias o dañinas, sacrificando su bienestar para evitar estar sola.

• Apego: la ausencia y/o la falta de atención de la figura de apego genera ansiedad, inseguridad y angustia.

• Dificultad para establecer límites: la persona tiende a sacrificar sus propias necesidades o deseos para evitar confrontaciones o incluso malentendidos.

• Idealización: la persona minimiza o justifica comportamientos tóxicos del otro, manteniendo una imagen no realista de la figura de apego.

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Cómo superar la dependencia emocional

Superar la dependencia emocional implica un proceso de autoconocimiento y crecimiento personal centrado en fortalecer la autoestima y la autonomía emocional. No es fácil, pero con paciencia, esfuerzo y, a menudo, el apoyo de un profesional, es posible llegar a desarrollar relaciones saludables y satisfactorias.

Qué puedes hacer tú

Éstas son algunas estrategias efectivas que puedes adoptar:

• Sé honesto/a contigo mismo/a. ¿Cómo te sientes y qué haces en tus relaciones? Si te das cuenta de que tu bienestar depende de otra persona, reconócelo: es el primer paso.

• Aprende a valorarte a ti mismo/a. Te ayudará adquirir nuevas habilidades o enfocarte en actividades que te hagan sentir competente y valioso/a.

• Aprende a establecer límites. Aprender a decir “no”: no estás obligado/a a cumplir todas las expectativas de los demás, y menos a costa de tu propio bienestar.

• Amplía tu entorno social. Desarrolla y fortalece relaciones con amigos, familiares, compañeros de trabajo, etc., que te aporten diferentes perspectivas y apoyo.

• Explora y aprende a manejar tus emociones. Incluye en tu rutina prácticas como la meditación o el yoga y dedica un espacio a la creatividad y a la expresión artística.

• Desafía tus creencias limitantes. La dependencia emocional se alimenta de creencias irracionales: trabaja en reemplazarlas con pensamientos más realistas y positivos.

Cómo puede ayudarte un profesional de la salud mental

Si sufres dependencia emocional, el tratamiento psicoterapéutico consistirá primeramente en ayudarte a identificar, con objetividad y precisión, los patrones de pensamiento y comportamiento que alimentan tu trastorno en situaciones específicas de tu vida.

Una vez hecho esto, tu psicólogo empleará diversas técnicas para guiarte en un proceso de cambio que implica abordar los aspectos clave de la dependencia emocional: desde la autoestima y el miedo al rechazo y al abandono, hasta la capacidad para asumir un rol activo y responsable en la construcción de una relación y para tomar decisiones en autonomía y no a partir del miedo y del apego.

En paralelo, si el trastorno está ligado a un origen traumático o su complejidad lo requiere, el psicólogo podrá recomendarte emprender un análisis más profundo que explore las causas inconscientes de tu dependencia emocional.

Existen varios enfoques psicoterapéuticos efectivos para tratar la dependencia emocional, mas no sería correcto afirmar que uno es universalmente mejor que otro. La elección del enfoque a adoptar depende de varios factores que el psicólogo evaluará durante las primeras sesiones y que incluyen las manifestaciones específicas del trastorno, las características personales del paciente y el nivel de profundidad que se necesita en el proceso terapéutico.

Estos son algunos de los enfoques psicoterapéuticos aptos para enfrentar la dependencia emocional:

• Terapia Cognitivo-Conductual: se centra en identificar y cambiar los patrones de pensamiento distorsionados que contribuyen a la dependencia emocional y a desarrollar conductas más funcionales.

• Terapia Humanista: se enfoca en explorar el tejido emocional, centrar a la persona en sí misma y fomentar su autocomprensión, autoestima y autorrealización.

• Terapias basadas en el apego: se centran en explorar los vínculos emocionales desarrollados desde la infancia, ayudando a la persona a entender cómo afectan sus relaciones en la actualidad.

• Terapia Sistémica: se enfoca en las dinámicas relacionales buscando entender cómo éstas sostienen la dependencia y trabajando en reestructurar roles e interacciones.

• Psicoanálisis: aborda los aspectos inconscientes de la personalidad y las causas profundas que contribuyen al desarrollo de la dependencia emocional.