Depresión:
reconocerla y superarla
La depresión es un estado de negatividad anímica radical y permanente. A continuación, te explicaremos qué es, qué impacto tiene en la salud y cómo combatirla.
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En este artículo hablaremos de:
Qué es la depresión
Por qué la depresión es un problema serio
Cómo reconocer la depresión
Cómo tratar la depresión
Qué es la depresión
La depresión es un trastorno del estado de ánimo, algo como una nube capaz de quitarle toda luz a la vida.
Todo lo que vemos y vivimos está modulado por nuestro estado de ánimo: un sentimiento de fondo, una disposición interior que condiciona profundamente nuestras experiencias y define nuestra peculiar manera de ver el mundo (y de vernos a nosotros mismos). Si el filtro es alegre y brillante, todo parece más positivo; si es triste y apagado, incluso lo bueno parece sombrío. Respecto a las emociones, el estado de ánimo es menos específico, relativamente constante y deslindado de estímulos puntuales.
¿A qué se debe esta alteración del estado de ánimo? La depresión no tiene una única causa, sino que es el resultado de la interacción de múltiples factores. De entrada, la predisposición a desarrollar depresión puede estar influenciada por la genética. Alteraciones en neurotransmisores como la serotonina y la noradrenalina están directamente relacionadas con los sentimientos de tristeza, desesperanza y la incapacidad de experimentar placer (anhedonia). A estos factores biológicos se suman los factores psicológicos y sociales, como experiencias traumáticas en la infancia (p.ej., abusos), pérdidas significativas (p.ej., muerte de un ser querido), estrés crónico (p.ej., problemas laborales o familiares) y falta de apoyo social, etc. Estos elementos pueden aumentar la vulnerabilidad a la depresión o incluso desencadenarla.
Por qué la depresión es un problema serio
La depresión afecta en profundidad todas las esferas de la vida de una persona, incluyendo su salud física.
Sin duda, uno de los efectos más sobresalientes y devastadores de la depresión es la dificultad, en ocasiones extrema, de llevar una vida normal. Por un lado, el agotamiento de las energías es tan intenso que incluso las tareas cotidianas más simples pueden suponer esfuerzos titánicos. Por otro lado, la vida en general se torna gris y las actividades que antes resultaban placenteras parecen ahora indiferentes: nada pareciera poder despertar el interés de quien vive bajo la sombra de la depresión. Con el paso del tiempo, es inevitable que esta condición afecte todos los aspectos de la vida, desde la dimensión interpersonal hasta el desempeño laboral o académico. Finalmente, uno de los riesgos más graves de la depresión es la ideación suicida y el posible desarrollo de conductas autolesivas.
Desde el punto de vista físico, entre los problemas más comunes encontramos los trastornos del sueño, la fatiga constante y los cambios en el apetito, pudiendo estos últimos derivar tanto en aumento como en pérdida de peso. Más allá aún, la depresión aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas. Por ejemplo, se ha demostrado que la depresión eleva el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, y, en personas con diabetes, incrementa la incidencia de complicaciones macrovasculares e incluso, a largo plazo, la mortalidad.
Cómo reconocer la depresión
No siempre es fácil reconocer la depresión. Para entender por qué, consideremos dos casos opuestos: la tristeza “normal” y la depresión disfrazada.
A un extremo, la depresión puede confundirse con la tristeza que normalmente acompaña, por ejemplo, la muerte de un ser querido o una separación, salvo por una diferencia clave: en la tristeza la oscuridad anímica es una respuesta temporal a una situación puntual, mientras que en la depresión el vínculo con la situación tiende a evaporar y el sentimiento a persistir. Al otro extremo, la depresión puede esconderse detrás de síntomas principalmente físicos, mientras el estado de ánimo aparenta ser normal; sin embargo, los síntomas no encuentran una explicación médica convincente y mejoran con los fármacos antidepresivos.
Ahora bien, tomando como referencia el DSM-5, quien padece depresión presenta, casi todos los días y durante por lo menos dos semanas seguidas, almenos uno de estos síntomas: a) estado de ánimo deprimido la mayor parte del día y b) pérdida de interés y placer por todas o casi todas las actividades que conforman el día a día. Aparte producir un profundo sufrimiento, la depresión causa el paulatino deterioro de todas las esferas de la vida (p.e. el trabajo o las relaciones interpersonales).
Además, quien sufre depresión puede presentar también otros síntomas como: alteración del sueño (insomnio o hipersomnia) y/o del apetito (tanto disminución como aumento), alteraciones psicomotoras (tanto agitación como retraso), fatiga, sentimientos de inutilidad y/o culpabilidad, dificultad para pensar, concentrarse y/o tomar decisiones, pensamientos de muerte e ideas suicidas.
Para completar el cuadro, cabe resaltar que la depresión puede manifestarse en varias formas. El que sigue es un listado de los principales tipos de trastornos depresivos, así como los clasifica el DSM-V:
Trastorno Depresivo Mayor (TDM). Se caracteriza por tristeza persistente, pérdida de interés en actividades anteriormente placenteras, alteración de la conducta alimenticia y del sueño, fatiga, sentimientos de inutilidad o culpa, dificultad para concentrarse, pensamientos de muerte o suicidio.
Trastorno depresivo persistente (distimia). Estado depresivo crónico que incluye baja autoestima, alteraciones del apetito y del sueño, fatiga y desesperanza. Se protrae por al menos dos años (uno en niños y adolescentes). Los síntomas tienden a ser menos severos que en el TDM, pero más persistentes.
Trastorno disruptivo de la regulación del estado de ánimo. Más común en niños y adolescentes, se caracteriza por irritabilidad persistente y episodios frecuentes de arrebatos de conducta desproporcionados en intensidad o duración.
Trastorno disfórico premestrual. Suele presentarse con síntomas como cambios repentinos de humor, irritabilidad, depresión, ansiedad, dificultad para concentrarse. Los síntomas mejoran significativamente después del inicio de la menstruación.
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Cómo tratar la depresión
La depresión es un mal especialmente insidioso y desafiante. En seguida encontrarás algunas estrategias que podrás implementar por tu cuenta y que podrán ayudarte a convivir mejor con la depresión. Sin embargo, recuerda que en la depresión es imprescindible la intervención de un profesional de la salud mental, y que, además, sobre todo en los casos más graves, es indispensable combinar la psicoterapia con un tratamiento farmacológico. Además, la dificultad que a menudo quien sufre depresión encuentra para sentirse comprendido y apoyado, incluso por sus seres más cercanos y queridos, vuelve aún más doloroso (y peligroso) este padecimiento.
Qué puedes hacer tú
Manejar la depresión implica un enfoque integral. A continuación, te ofrecemos algunas estrategias que puedes implementar por tu cuenta:
Reconoce tus emociones. Asumir que lo que te aflige va mucho más allá de una normal tristeza es el primer paso.
Mantén una rutina. La depresión tiende a desorganizar la vida diaria. Mantener una rutina ayuda a recuperar el control.
Establece metas pequeñas. La depresión estanca. Aplica a tus metas y tareas la “Regla de las 3 P”: Pequeños Pasos Prácticos. Y no olvides celebrar cada logro, por pequeño que sea.
Haz ejercicio físico regularmente. La actividad física libera endorfinas: te ayudará a mejorar tu estado de ánimo.
Limita el consumo de alcohol. A menudo, el alcohol parece ayudar a sobrellevar la tristeza. Pero no: solo empeora las cosas.
Expresa lo que sientes. Guardar sentimientos y emociones no ayuda. Hablar alivia la carga emocional y proporciona una nueva perspectiva sobre tus problemas.
Busca actividades gratificantes. Aunque esto implique un esfuerzo importante, intenta no desconcentrarte por completo de aquello que antes disfrutabas.
Cómo puede ayudarte un profesional de la salud mental
Abordar las raíces de la depresión es crucial para poderla tratar. Los tratamientos se basan en psicoterapia y, en algunos casos, en medicación, y se enfocan en restaurar el equilibrio neuroquímico del cerebro y en proporcionar herramientas psicológicas para gestionar los pensamientos y emociones negativas. La combinación de ambos enfoques es altamente efectiva para ayudar a las personas a recuperar el bienestar y mejorar su calidad de vida.
El autoconocimiento y la comprensión profunda de tus necesidades, motivaciones y respuestas son pasos clave para abordar las raíces de la depresión. Los psicólogos de ampsy te ayudarán a identificar los patrones de conducta, esquemas de pensamiento y emociones subyacentes que alimentan ese malestar, acompañándote en el proceso de desarrollar nuevas y mejores formas de navegar la vida.
Con este fin, utilizamos una variedad de enfoques psicoterapéuticos, adaptándonos a las necesidades específicas de cada persona. Éstos son algunos de los abordajes que pueden ayudar a combatir la depresión:
Terapia Cognitivo-Conductual (TCC). Se enfoca en identificar, analizar y modificar los patrones de pensamiento y de comportamiento automáticos y disfuncionales.
Terapias Psicodinámicas. Exploran las raíces inconscientes de la ansiedad, incluidos los conflictos emocionales y las experiencias pasadas que pueden influir en el presente.
Terapia Humanista. Se centra en la autocomprensión y la autorrealización, ayudando a explorar emociones en el “aquí y ahora” y promoviendo el crecimiento personal.
Terapia Sistémica. Se enfoca en las interacciones y los patrones de comunicación en sistemas próximos como la familia y el entorno laboral en cuanto pueden influir en la ansiedad.
Musicoterapia. Utiliza la música y sus elementos (ritmo, melodía armonía, etc.) para inducir estados alterados de conciencia y explorar emociones profundas en la dimensión no-verbal.
Mindfulness y Terapias basadas en la aceptación. Fomentan la autoconciencia y la observación sin juicio de pensamientos y emociones, ayudando a romper el ciclo de la ansiedad.
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