Ansiedad:
qué es y cómo controlarla
La ansiedad corroe todos los aspectos de la vida y amenaza la salud física y mental. A continuación, te explicaré qué es, qué impacto tiene en la salud y cómo controlarla.
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En este artículo hablaremos de:
Qué es la ansiedad
Por qué la ansiedad es un problema serio
Cómo reconocer un trastorno de ansiedad
Cómo controlar la ansiedad
Qué es la ansiedad
Es común que quienes padecen un trastorno de ansiedad sientan que no reciben el apoyo y comprensión necesarios de sus seres cercanos. Esta desconexión emocional se debe en gran parte a la naturaleza subjetiva de la ansiedad: por un lado, una situación que una persona vive como una amenaza abrumadora puede resultar insignificante para otra; por otro lado, la ansiedad, en tanto que estado de alerta constante ante posibles amenazas futuras que no siempre son reales ni inminentes, se alimenta de escenarios indefinidos y abstractos, como tal difíciles tanto de explicar como de comprender.
Al igual que el estrés, la ansiedad también cumple con una función evolutiva clave para la supervivencia, ya que actúa como un “sistema de alarma” sensible a posibles amenazas futuras y cuya función es mantenernos alerta y concentrar las energías en la situación desafiante. Es normal experimentar ansiedad en diversas situaciones de la vida cotidiana, como antes de un examen, una entrevista de trabajo, una mudanza o una cirugía. La ansiedad se convierte en un problema solo cuando la alerta se establece como un estado emocional tan constante y debilitante que erosiona todos los aspectos de la vida.
Por qué la ansiedad es un problema serio
La ansiedad amenaza la salud física y mental. Veamos cómo.
Impacto en la salud física
Sistema cardiovascular. La ansiedad crónica está relacionada con la hipertensión e incrementa el riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas y cardiovasculares.
Sistema inmunológico. La exposición prolongada a los altos niveles de cortisol y otras hormonas del estrés puede debilitar el sistema inmunológico.
Sistema digestivo. La ansiedad puede alterar la función gastrointestinal, llevando a síntomas como náuseas, diarrea, síndrome del intestino irritable (SII) y otros problemas digestivos.
Sistema musculoesquelético. La tensión muscular es un síntoma común de la ansiedad, lo que puede resultar en dolores de cabeza tensionales, migrañas y dolores musculares crónicos.
Impacto en la salud mental
La ansiedad puede generar insomnio o sueño no reparador, llevar al agotamiento emocional y afectar la capacidad de concentración y la toma de decisiones. Además, puede acarrear otros trastornos mentales, como la depresión.
Impacto en la calidad de vida
La ansiedad interfiere a menudo en las relaciones interpersonales, en el rendimiento laboral y académico, y en la propia disposición para disfrutar de actividades de otra manera agradables.
Cómo reconocer un trastorno de ansiedad
Los trastornos de ansiedad están sentados sobre tres distintos órdenes de causas. De entrada, influye la genética: aunque se nos exponga a las mismas situaciones, no todos presentamos la misma predisposición a la ansiedad. Además, a nivel cerebral la ansiedad está relacionada con el exceso o el déficit de determinados neurotrasmisores, como la noradrenalina y la serotonina, lo que revela un complejo tejido de causas biológicas. Con respecto a las causas de orden psíquico y social, el panorama es tan complejo que resulta imposible siquiera esbozar una síntesis.
Ahora bien, hay sólidas razones para sospechar un trastorno de ansiedad cuando:
a) la ansiedad aparece con demasiada facilidad y frecuencia y las circunstancias objetivas no justifican su intensidad y duración;
b) la sensación de aprehensión es tan excesiva y persistente que interfiere en la vida diaria llegando, en los casos más graves, a limitar las actividades cotidianas, atrapando a la persona en una especie de zona de confort como resultado de la evitación de situaciones percibidas como amenazantes.
Además, un trastorno de ansiedad suele acompañarse con uno o más síntomas físicos y mentales como:
Síntomas físicos: Taquicardia, palpitaciones, opresión en el pecho, hipertensión, insomnio, cansancio, tensión muscular, temblores, dolor de cabeza, sensación de ahogo, mareos, hormigueo en las extremidades, sudoración, necesidad frecuente de ir al baño, dificultad para deglutir, etc.
Síntomas mentales: Nerviosismo, aprehensión y alerta, dificultad para concentrarse, pensamientos obsesivos, miedos e inseguridad, pesadillas, crisis de llanto, etc.
Para completar el “mapa” de la ansiedad, falta añadir que el trastorno se estrella en un universo de manifestaciones típicas muy distintas las unas de las otras.
De acuerdo al DSM-V, son algunas manifestaciones clínicas específicas de la ansiedad:
La preocupación excesiva, persistente y difícil controlar, relacionada con diversas actividades o eventos y asociada a síntomas cuales inquietud, cansancio, dificultad para concentrarse, irritabilidad, tensión muscular y problemas de sueño (Trastorno de Ansiedad Generalizada).
Los episodios repentinos y recurrentes de miedo intenso y malestar extremo acompañados por síntomas como palpitaciones, sudoración, temblores, sensación de ahogo, dolor en el pecho, náuseas, mareos, escalofríos o sensación de calor, parestesias, desrealización o despersonalización, miedo a perder el control, miedo a morir (Trastorno de Pánico).
El miedo inmotivado a perder las figuras de referencia y apego (Trastorno de Ansiedad por Separación).
La ansiedad ligada a situaciones sociales en las que se teme a tal grado el juicio, la humillación y el rechazo de los demás, que se tiende a evitar exponerse (Trastorno de Ansiedad Social o Fobia Social).
La imposibilidad de hablar en circunstancias cargadas de expectativa (Mutismo Selectivo).
El miedo inmediato, intenso y persistente disparado por un animal, un objeto o una situación que, a pesar de saberse desproporcionado al peligro real, no deja más opciones que evitar lo que se percibe como una amenaza (Fobia Específica).
El miedo intenso a los espacios abiertos, al encontrarse en medio de una multitud o al estar fuera de casa solo y, en general, a situaciones en las que la persona teme que escapar podría ser difícil o que no recibiría ayuda en caso de sentirse mal (Agorafobia).
Característica común a todas estas manifestaciones clínicas de la ansiedad es que provocan un malestar significativo y suelen causar el deterioro de áreas importantes de la vida como la social y la laboral entre otras.
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Cómo controlar la ansiedad
Qué puedes hacer tú
Existen técnicas que, donde se apliquen con constancia y perseverancia, pueden ayudarte a controlar la ansiedad.
Mindfulness y meditación guiada. Te ayudarán a entrenar tu mente a observar pensamientos y sensaciones reduciendo la reactividad emocional automática.
Respiración profunda. Activa el sistema nervioso parasimpático, ayudándote a reducir la sensación de ansiedad en momentos críticos.
Relajación muscular progresiva. Tensar y relajar diferentes grupos musculares, comenzando desde los pies hasta la cabeza, te ayudará a reducir la tensión física asociada con la ansiedad.
Diario de la ansiedad. Anotar tus pensamientos y emociones cuando sientes ansiedad te ayudará a identificar patrones y desencadenantes y a evaluar las situaciones con más claridad.
Reestructuración cognitiva. El diario te ayudará a identificar pensamientos y creencias irracionales, desafiarlos y reemplazarlos con pensamientos más realistas y positivos.
Exposición gradual y controlada. Enfrentar gradualmente las situaciones que te generan ansiedad en un entorno seguro y controlado te ayudará a reducir la reacción ansiosa.
Cómo puede ayudarte un profesional de la salud mental
El autoconocimiento y la comprensión profunda de tus necesidades, motivaciones y respuestas son pasos clave para abordar las raíces de la ansiedad. Los psicólogos de ampsy te ayudarán a identificar los patrones de conducta, esquemas de pensamiento y emociones subyacentes que alimentan ese malestar, acompañándote en el proceso de desarrollar nuevas y mejores formas de navegar la vida.
Con este fin, utilizamos una variedad de enfoques psicoterapéuticos, adaptándonos a las necesidades específicas de cada persona. Éstos son algunos de los abordajes que pueden ayudar a combatir la ansiedad:
Terapia Cognitivo-Conductual (TCC). Se enfoca en identificar, analizar y modificar los patrones de pensamiento y de comportamiento automáticos y disfuncionales.
Terapias Psicodinámicas. Exploran las raíces inconscientes de la ansiedad, incluidos los conflictos emocionales y las experiencias pasadas que pueden influir en el presente.
Terapia Humanista. Se centra en la autocomprensión y la autorrealización, ayudando a explorar emociones en el “aquí y ahora” y promoviendo el crecimiento personal.
Terapia Sistémica. Se enfoca en las interacciones y los patrones de comunicación en sistemas próximos como la familia y el entorno laboral en cuanto pueden influir en la ansiedad.
Musicoterapia. Utiliza la música y sus elementos (ritmo, melodía armonía, etc.) para inducir estados alterados de conciencia y explorar emociones profundas en la dimensión no-verbal.
Mindfulness y Terapias basadas en la aceptación. Fomentan la autoconciencia y la observación sin juicio de pensamientos y emociones, ayudando a romper el ciclo de la ansiedad.
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